La razón de vivir es amar, posiblemente la única que merece
nuestra dedicación, la más importante: amar a Dios, es amar a todos y a
todo. Cuando se cumple su voluntad, se está realizando la verdadera voluntad de
la Humanidad; cuando se construye su Reino, el universo entero camina hacia Él.
La oración que nos
enseñó Jesús es pedir santificar el nombre de Dios, que hagamos su Reino, que
se cumpla su voluntad. Él se preocupará de nuestro pan, de nuestro alimento (tanto del físico como de nuestro crecimiento interior), de nuestra razón de ser. Nos cuidará en las distintas situaciones en que nos encontremos, y cuando nos equivoquemos porque no sepamos
lo que hacemos, nos perdonará, dejará que le encontremos, como nosotros dejamos
que los demás nos encuentren.
No necesitamos pedirle nada, Él conoce nuestras
necesidades; pero sólo nombrar su nombre
nos hace mas fuerte, más serenos, más
nosotros, más tú: más Él.
Su esencia es ser el servidor de los servidores, y ahí
también hemos de seguirle: cuanto más servidores y pequeños nos hagamos o
nos sintamos, más cerca estaremos de Él, menos miedo hemos de tener, menos
necesidades tendremos. Es, en definitiva, agrandarnos y adentrarnos en nosotros mismos,
es comprender mejor dentro de nuestras
limitaciones a Dios, es comprender mejor a nuestros hermanos, porque desde
siempre y para siempre estamos y vivimos
en Él.
Todos los que deseéis, como Manuel, compartir con todos nosotros un pensamiento, una noticia, un llamamiento..., no tenéis más que escribir al correo de contacto: parroquianavidad@hotmail.com
ResponderEliminarMuchísimas gracias Manuel, por ser el primero!! Saludos =)